Kintsugi – pronunciado Kintsogui – es el arte japonés de reparar cerámica rota o dañada sustituyendo las suturas feas de un pegamento o un relleno por un hermoso sellado de laca mezclada con oro o plata. Nos enseña que la belleza puede radicar en las imperfecciones.
Cuando contemplas estos preciosos objetos surcados por sugerentes vetas doradas o plateadas, puede imaginar cómo, si no hubieran caído entre las manos de esa o ese artista al servicio de una sabiduría mayor, serían deshechos tratados sin consideración. Sin embargo, ahora son valiosos, reciben consideración y admiración.
Desde una profunda comprensión de la fragilidad de la vida, podemos transformarla y fortalecerla. Desde la destrucción podemos ejercer el poder creativo en nuestras vidas.
Kintsugi fortalece la creencia de que todo puede recuperar su belleza, mantener su significado, y prestar su servicio. Nada es irreparable.
¿Que nos aporta Kintsugi en lo personal?
Nos recuerda que lo que parece destrozado se puede transformar en algo valioso y que nuestra belleza se puede mostrar precisamente gracias a nuestras imperfecciones.
Si aplicamos la filosofía del Kintsugi cuando nos encontramos ante la adversidad o en el sufrimiento, procuramos cambiar la situación y transformarla en algo hermoso y valioso.
Al igual que la cerámica se reconstruye sellándola con laca y oro, podemos sanar cualquier aspecto de nuestra vida o de nuestra personalidad siempre que lo tratemos con amor, comprensión y paciencia.
Kintsugi no busca ocultar o encubrir el daño; Nos enseña a aceptarlo y a cuidarlo. Mientras seguimos adelante en nuestro propósito vital, aprendemos a apreciar el viaje y podemos ver la belleza en la fragilidad de la vida.
Aquí hay cuatro razones por las que vale la pena practicar el arte del Kintsugi:
- Promueve tu mentalidad de aprendizaje: Esto significa tener un corazón abierto y honesto para poder recibir las enseñanzas. Querer aprender es clave en Kintsugi.
- Te muestra que tus imperfecciones son oro: Las roturas, las heridas, las grietas más oscuras en ti sirven precisamente para que puedas mostrar tu belleza y tu valía.
- Sana el amor propio: Te enseña a ser amable contigo mism@, a aceptarte y a perdonarte. A medida que trabajes para lograrlo, verás que las partes más bellas y significativas de ti son las que se han roto, reparado y sanado.
- Te lleva a progresar: Repara y transforma las heridas de tus luchas internas y los daños recibidos porque te permite al evaluar tu vida desde la comprensión y con compasión, paciencia y amor. Tus grietas se vuelven bellas en contacto con tu dorado trabajo.
Su impacto en lo externo
Kintsugi también nos lleva a procurar no lastimar ni física ni emocionalmente a los demás, desde la comprensión profunda de que todos los seremos humanos estamos dañados de alguna forma y que todos anhelamos sanar.
Sabemos que ofrecer compasión y comprensión a quienes sufren puede actuar para ayudarles a unir sus piezas rotas y manifestar así la belleza en sus propias vidas.
La filosofía Kintsugi nos enseña que la belleza, la integridad y la fuerza se consiguen cuando tratamos, a nosotros mismos y a los demás, con paciencia, comprensión y compasión, es decir con Amor.
Con afecto,
Sophie