Gracias a la sabiduría sistémica de las constelaciones Familiares, sabemos, sin sesgos ideológicos o éticos, el impacto real de los abortos en el inconsciente personal y colectivo.
En este artículo, como mujer que ha abortado voluntariamente y como facilitadora de constelaciones familiares gracias a las cuáles he podido ayudarme y ayudar a otras muchas mujeres, te ofrezco las claves que nuestra sociedad no ha sabido ofrecer.
Toda persona tiene derecho a sus creencias sobre el embarazo y el acto de abortar. Tiene, así mismo, derecho a tomar las medidas que quiera con respecto al aborto.
Sin embargo, también debe asumir la responsabilidad por esas creencias y esas acciones o, de lo contrario, alguien en el sistema familiar puede sufrir hasta que lo haga. Asumir la responsabilidad significa aceptar las respuestas emocionales consecuentes.
Enredo energético
Los niños que faltan en el sistema familiar pueden crear enredos energéticos con los padres, hermanos o descendientes hasta que sean reconocidos y procesados emocionalmente.
Cada hijo merece un lugar en el sistema familiar. Esto incluye a los abortos, sean provocados o espontáneos, a los niños nacidos muertos, a los que han sido dados en adopción o en crianza y a los que mueren jóvenes o trágicamente.
La primera Ley de la sistémica que preside las relaciones entre los miembros de una familia enuncia que un sistema no permite la exclusión. Todos sus miembros tienen derecho de pertenencia. Cuando ocurre un aborto, y este se mantiene como secreto, el ser que no llegó a nacer queda “excluido” lo que contraviene la primera Ley del Sistema. Esto se manifiesta como un desequilibrio energético que puede ser el comienzo de un patrón transgeneracional que fluirá en el tiempo a través del sistema familiar hasta que se resuelva.
En efecto, el sistema que siempre persigue el equilibrio hará que otro miembro venidero de la familia también manifieste un destino de “excluid@”. Quizás lleve el estigma de la “oveja negra” de la familia, puede que nazca con alguna característica que le lleva a ser rechazado, apartado u ocultado para no empañar la buena imagen familiar aunque también puede ocurrir que sencillamente sienta que no encaja en ninguna parte y se sienta excluido sin motivo aparente.
Los niños vivos que experimentan el rechazo y la exclusión en su vida suelen estar manifestando un “enredo energético” con el ser abortado que fue excluido del sistema familiar. Así, perder a un hijo puede llegar a convertirse en un patrón familiar hasta que el aborto sea reconocido y procesado.
Culpa no resuelta
Cada mujer y cada hombre debe asumir la responsabilidad de abortar a uno de sus hijos. En la curación sistémica la verdad revelada es la fuerza sanadora.
Efectivamente, la influencia de este suceso que hace que un ser humano no llegue a nacer, no es la misma cuando ha ocurrido un aborto natural y cuando se ha decidido la interrupción voluntaria de un embarazo.
Existen embarazos cuya terminación una mujer no puede dar a conocer sea por vergüenza, sea por no contravenir los códigos morales imperantes en su familia o sociedad, pero también para evitar represalias.
Sin embargo, este secreto lejos de ser inocuo resulta tóxico tanto para la mujer como para aquellos que lo comparten.
En efecto, un secreto lleva no solo una carga emocional, sino que su energía de elemento “excluido” del sistema familiar influye y condiciona negativamente a otros miembros, y especialmente a aquellos que llegan al mundo después del ser abortado.
En mi caso, pensé que el aborto no se podía poner al mismo nivel que el asesinato. Que no tendría las mismas consecuencias. Pero he comprobado que el aborto tiene consecuencias similares al asesinato.
Por eso, la mujer, y también el hombre cuando tiene un rol activo, deben admitir que han matado al niño. Eso parece muy duro. Pero cuando en una constelación la madre le dice con el corazón a su hijo abortado: “Te impedí vivir”, de repente todos se sienten mejor.
Ya nada se embellece, ni se disfraza. Solo cuando esto se reconoce y también se siente en el alma, hay una solución.
La primera consecuencia del aborto decidido de forma unilateral por la madre es que la relación con el padre se ve afectada. Ya no es la misma que antes. Inconscientemente, con el niño, el hombre también es “abortado”.
También se ha comprobado que el aborto tiene un efecto sobre los otros hijos quienes consciente o inconscientemente, pueden sentir miedo a su madre.
Hay algo más, con el aborto la mujer y el hombre pierden algo de su alma. Y la mujer pierde algo de su cuerpo, como s le hubieran amputan un miembro.
Solución
Siempre que el aborto haya sido por decisión propia, la madre, y quizás también el padre, necesita conectar con su corazón para:
- Reconocer al aborto como hijo a quién no permitió nacer, diciéndole: Yo no te permití nacer. Tú eres inocente. Lo siento y te amo.
- Dar al aborto su lugar adecuado en la jerarquía de los hijos. El que llega primero llega primero. Hay que decirle: Tú eres el mayor, el segundo, la tercera, etc,. según su orden de llegada a la familia. Esto también implica reordenar a los demás hijos. Por ejemplo, a la niña nacida después de un aborto a la que siempre se le ha dicho “Tú eres la mayor”, será necesario decirle “Tú eres la segunda”. Esto produce un gran alivio.
Una madre coartada para abortar también necesita conectar con su corazón para:
- Reconocer al aborto como hijo a quién no permitió nacer, diciéndole: No supe protegerte. Tú eres inocente. Lo siento y te amo.
En cualquier caso, no se trata de reconocer una culpa sino de asumir la responsabilidad por la decisión que se ha tomado.
Desde la autocompasión para un@ mism@, es preciso situarse en el amor y el respeto por el destino de ese ser que no ha podido vivir.
Con afecto,
Sophie Hardy