los efectos del estrés

Los efectos del Estrés

En un momento u otro, la mayoría de nosotros experimentamos estrés. El estrés es una respuesta biológica a situaciones exigentes. Hace que el cuerpo libere hormonas, como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas ayudan a preparar el cuerpo para actuar, por ejemplo, aumentando la frecuencia cardíaca y respiratoria para propiciar un estado de alerta o de excitación.

Naturalmente, el estrés tiene dos facetas. El “estrés bueno”, o lo que la psicología denomina “eustrés”, es el que sentimos cuando estamos excitados. Nuestro pulso se acelera y nuestras hormonas aumentan, pero no hay amenaza ni miedo. Sentimos este tipo de estrés cuando nos montamos en una montaña rusa, competimos por un ascenso o tenemos una primera cita. El estrés bueno nos mantiene vivos y entusiastas.

Por su parte, el estrés malo suele causar ansiedad, preocupación y una disminución en el rendimiento. Si no se aborda, conduce a problemas más serios.

Muchos factores pueden desencadenar una respuesta de estrés, incluidas situaciones peligrosas y presiones psicológicas.

Los efectos del estrés puntual no suelen durar mucho tiempo y nuestro organismo está preparado para asimilarlos con normalidad. Sin embargo, cuando el estado de alerta se prolonga en el tiempo, esto es estrés crónico.

Saber cómo detectar los signos del estrés es el primer paso para desarrollar formas de manejar sus efectos adversos que ocurren a nivel físico, psicológico y emocional.

Reconocer el estrés

  • Frecuencia cardíaca rápida
  • Presión sanguínea elevada
  • Sentirse abrumado
  • Fatiga
  • Dificultad para dormir
  • Miedo a que el factor estresante no desaparezca
  • Pensamientos persistentes sobre uno o más factores estresantes
  • Cambios en el comportamiento, incluidos aislamiento social, sentimientos de tristeza, frustración, pérdida del control emocional, incapacidad para descansar y automedicación

Cuando la vida es muy estresante, las glándulas suprarrenales liberan cortisol en el torrente sanguíneo, esta hormona desencadena una avalancha de glucosa que proporciona una fuente de energía inmediata a los músculos grandes. También inhibe la producción de insulina, por lo que la glucosa no se almacenará, sino que estará disponible para su uso inmediato.

El cortisol estrecha las arterias, mientras que otra hormona, la epinefrina, aumenta el ritmo cardíaco. Trabajando juntos, obligan a la sangre a bombear más fuerte y rápido para enfrentar y resolver la amenaza inmediata.

Son procesos para la supervivencia, destinados a activar la respuesta física y activar los recursos mentales. Sin embargo, pueden concurrir tres factores que los convierten en peligrosos.

En primer lugar, el estrés no suele responder a una amenaza inmediata o a un peligro real sino a una percepción de amenaza o de peligro. En segundo lugar, los hábitos de la vida moderna no fomentan una actividad física que permita procesar adecuadamente las hormonas. Y finalmente, el estrés crónico mantiene la producción de estas hormonas de forma permanente.

Efectos del estrés en el cuerpo

  • Aumento de los niveles de azúcar en la sangre. La insulina normalmente ayuda a las células a convertir la glucosa en energía. A medida que el páncreas procura mantenerse al día con la alta demanda de insulina, los niveles de glucosa en sangre permanecen altos y las células no obtienen el azúcar que necesitan para funcionar al máximo.
  • Aumento de peso. A medida que las células reclaman energía en respuesta al estrés, el cuerpo envía señales al cerebro de que necesita comer. Los estudios muestran una asociación directa entre los niveles de cortisol y la ingesta de calorías. Las falsas señales de hambre llevan a desear alimentos ricos en calorías lo que lleva a comer en exceso. Finalmente la glucosa no utilizada se almacena como grasa corporal.
  • Sistema inmunológico suprimido. La acción positiva del cortisol para reducir la inflamación en el cuerpo se vuelve en contra cuando sus niveles son demasiado altos y durante demasiado tiempo. Los niveles elevados llegan a suprimir el sistema inmunológico. Esto lleva a ser más susceptible a los resfriados y enfermedades contagiosas. El riesgo de cáncer y enfermedades autoinmunes aumenta y pueden desarrollarse alergias alimentarias.
  • Problemas digestivos. Cuando el cuerpo reacciona a una amenaza, cierra otras funciones menos críticas, como la digestión. Si el nivel de estrés alto es constante, el tracto digestivo no puede digerir o absorber convenientemente los alimentos provocando estreñimiento, hinchazón, inflamación o diarrea. No es casualidad que las úlceras ocurran durante momentos estresantes y que las personas con colitis o síndrome del intestino irritable reporten una mejoría de los síntomas a medida que manejan mejor el estrés.
  • Cardiopatía. Las arterias constreñidas y la presión arterial alta llegan a provocar daños en los vasos sanguíneos y acumulación de placa en las arterias. Este es el escenario para preparar un ataque al corazón o un derrame cerebral.
  • Otros síntomas: Dolores de cabeza. Baja libido, disfunción eréctil o problemas con la ovulación regular o períodos menstruales. Mal sueño.

Signos de estrés psicológico

El cortisol interactúa con los neurotransmisores, los mensajeros químicos que envían señales al cerebro. Los neurotransmisores juegan un papel importante en el estado de ánimo. Por ello, el estrés produce síntomas cognitivos y conductuales.

Síntomas cognitivos:

  • – Ansiedad
  • – Depresión
  • – Irritabilidad
  • – Preocupación constante
  • – Pensamientos acelerados
  • – Olvido y desorganización
  • – Incapacidad para concentrarse
  • – Falta de criterio
  • – Ser pesimista o ver solo el lado negativo

Síntomas conductuales:

  • – Cambios en el apetito, ya sea por no comer o por comer demasiado
  • – Procrastinar, postponer y evitar responsabilidades
  • – Mayor consumo de alcohol, drogas o cigarrillos
  • – Exhibir comportamientos nerviosos, como morderse las uñas, moverse nerviosamente o pasear de un lado a otro.

Ser consciente de los propios niveles de estrés permite tomar medidas para aprender a manejarlo. Existen prácticas simples como: Dormir lo suficiente, hacer ejercicio, meditar, practicar técnicas de respiración profunda o de conciencia plena como el mindfulness y realizar actividades de ocio.

Sin embargo, los efectos del estrés pueden impedir tomar decisiones adecuadas y boicotear la auto ayuda. En tal caso, es necesario recurrir a una ayuda experta que ofrezca técnicas terapéuticas específicas para bajar los niveles del estrés y poner en marcha los mecanismo de auto ayuda necesarios.

Por mi parte, recomiendo la psicoterapia ericksoniana con hipnosis y suelo combinarla con terapia energética de sanación con muy buen resultado.

Con afecto,
Sophie

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