La angustia es una de las emociones más dolorosas que siente el ser humano. Aunque sus efectos son indeseables, es una respuesta razonable, típica e incluso racional a una situación horrible.
Aunque las palabras “Angustia” y “Ansiedad” comparten la misma raíz indoeuropea “Angh”, que significa apretar o comprimir, las dos condiciones difieren en que la angustia va acompañada, en mayor o menor grado, de cambios fisiológicos como temblores, sensación de asfixia, sudoración o palpitaciones.
El sentimiento de angustia suele estar precedido por una tragedia o un evento traumático, pero se manifiesta también en situaciones de incapacidad, de impotencia y de indefensión ante un peligro que parece vago pero inminente o frente a algo que no se puede controlar ni prever.
La angustia a menudo se presenta en forma de ataques que son muy difíciles de controlar. Las víctimas tienen problemas para analizar la fuente de su angustia e identificar el inicio de sus efectos fisiológicos asociados, lo que contribuye a agitarles más. Las personas que experimentan angustia se centran en el presente y ya no pueden realizar más de una tarea a la vez. Muestran signos de tensión muscular y tienen dificultad para respirar, así como para digerir los alimentos.
La angustia es un torbellino de emociones negativas y paralizantes que lo engulle todo. Surgen preocupaciones obsesivas y catastrofistas. Este malestar psíquico extremo abarca una variedad de emociones como el dolor, la tristeza, el miedo, la inquietud y la ansiedad. La angustia está relacionada con la desdicha, la aflicción, el pavor, la desesperación y la depresión.
Dada la inmensa complejidad de esta emoción, no es de extrañar que sea tan difícil de sobrellevar. Cuando no se supera o no se maneja adecuadamente, puede llevar a otras condiciones mentales, como la depresión y la ansiedad.
Los efectos de la angustia
Si bien la angustia temporal es normal y no tiene efectos duraderos, cuando es persistente a menudo impide tomar medidas, y esta inhibición puede conducir rápidamente a condiciones patológicas. En cualquier caso, afecta de muchas maneras:
Motivación. La motivación es a menudo una de las primeras áreas del cerebro que ataca la angustia mental. Cuando las personas están deprimidas, el deseo de hacer cualquier cosa disminuye. La depresión causada por la angustia extrema puede afectar el impulso para realizar tareas básicas, como levantarse e ir a trabajar.
Dado que la angustia mental y la depresión pueden influir drásticamente en la motivación para trabajar, puede potencialmente afectar el sustento lo que incrementa la intensidad de la angustia y crea problemas añadidos.
Actitud. La angustia lleva a un pesimismo que puede manifestarse como un autodesprecio o un sentimiento de culpa que lleva a sentir soledad y desolación. Estos sentimientos afectan negativamente la vida social.
En momentos de angustia, es común alejarse de las personas que se preocupan porque el deseo de soledad anula la posibilidad de una interacción social significativa.
Síntomas físicos. La angustia mental puede conducir a problemas físicos que lleguen a poner en peligro la vida. Por ejemplo, la pérdida de apetito es típica en un estado de angustia. No comer resultará inevitablemente en una pérdida de peso y puede llevar a la desnutrición.
La angustia también puede afectar el sueño con insomnio y pesadillas. No dormir lo suficiente afecta el metabolismo, los niveles hormonales, y los niveles de energía. La depresión causada por la angustia puede hacer que una persona se sienta fatigada crónicamente.
La fibromialgia está asociada con una alta prevalencia de trastornos emocionales y afectivos aunque no se sabe aún si la angustia es secundaria a los síntomas predominantes de la fibromialgia o si es un síntoma primario del propio síndrome.
Qué hacer para superar los sentimientos de angustia
Sentir angustia puede tener un gran impacto en la vida, y hacer que las tareas más simples lleguen a resultar abrumadoras e inmanejables.
Entre las cosas que se pueden hacer está hacer ejercicio y rodearse de personas y cosas positivas. Rodearse de personas o cosas divertidas y positivas también es una buena idea porque ayuda a propiciar una mentalidad más positiva.
Aquí hay más opciones para manejar y superar los sentimientos de angustia.
Hablar con alguien. Cuando el problema es demasiado grande para poder manejarlo, es bueno hablar con una persona amiga, con alguien de la familia o incluso trabajar con un Coach. En casos extremos, es preciso buscar ayuda terapéutica profesional.
Hacer algo físico. El ejercicio es una excelente manera de liberar la tensión y el estrés. Mejora el estado de ánimo al liberar endorfinas en el cerebro y ayuda a reducir los síntomas.
Hacer algo creativo. Pintar, escribir o tocar un instrumento puede ayudar a distraerse de los pensamientos negativos y al mismo tiempo proporcionar un enfoque diferente a los problemas.
Conectar con la naturaleza, dando un paseo y disfrutando de su belleza.
Meditar. Esta práctica desarrolla de la atención plena, aumenta la relajación y mejora el bienestar general. Además, conectarse con nuestro ser espiritual brinda consuelo cuando nos sentimos abrumad@s por aquello que escapa a nuestro control.
Distraerse. Ver espectáculos, hacer ejercicio o practicar actividades permite descansar de los pensamientos y los sentimientos de angustia y tristeza.
Cuidarse. La angustia a menudo puede llevar a olvidar o dejar de atender las necesidades y el cuidado personal básicos. Ofrecerse pequeños momentos de bienestar físico, como un masaje o un agradable baño, comer bien, ponerse ropa favorecedora, contribuye a mantener una buena relación con un@ mism@.
Voluntariado. Ayudar a los demás puede contribuir a mejorar el estado de ánimo, aunque sea solo temporalmente. Sentirse útil y contribuir al bienestar de otras personas refuerza la autoestima.
Practicar la gratitud. Por extraño que parezca, el agradecimiento activa reacciones beneficiosas para el bienestar emocional y tiene un impacto positivo en la salud. Agradecer libera la hormona Oxitocina que estimula la paz y el amor mientras que reduce el miedo y la ansiedad. También aumenta la empatía y disminuye la agresividad lo que mejora la calidad de las relaciones. Además, abre a un mundo de emociones y sensaciones agradables.
Tratamiento para la Angustia
Cuando la angustia es demasiado insoportable y tiene un efecto profundo en su vida, es necesario buscar ayuda. La ayuda farmacológica proporciona alivio pero no puede en señar a manejar las emociones, ni superar los acontecimientos que la han provocado.
Es bueno acudir a una terapia que ayude a ordenar los pensamientos y enseñe mecanismos de afrontamiento saludables. Tanto la terapia presencial con la terapia en línea ha demostrado su eficacia.
Personalmente, recomiendo la Hipnosis generativa (No regresiva) para sanar de forma benigna, amigable y eficaz las causas de la angustia, como los traumas y las pérdidas, pero también para resolver las emociones incapacitantes que la provocan.
Con afecto,
Sophie.