En reacción al sufrimiento por un abuso sexual, sea en la época infantil o en la edad adulta y dependiendo de la gravedad, la duración y el tipo de abuso, las víctimas muestran ciertos signos que se deben identificar.
Antes de nada, es necesario puntualizar que otros acontecimientos traumáticos pueden causar los mismos síntomas que el abuso sexual. La aparición de los síntomas enumerados a continuación no son la prueba definitiva de este tipo de abuso en concreto aunque van a padecer todas las consecuencias de un trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés).
De forma general, las víctimas de abuso sexual, debido a un inmenso dolor emocional, físico y psicológico, van a vivir repetidos episodios durante los que no pueden ir a la escuela, no pueden trabajar o se aíslan.
Las consecuencias de un abuso sexual afectan al sentimiento que la persona tiene sobre sí mism@, su seguridad y su salud, llegando a producir daños psicológicos, sociales, sexuales y físicos.
Signos psicológicos:
- Miedos irracionales o ataques de pánico,
- Problemas para dormir o pesadillas,
- Irritabilidad, enfado, rabia y arrebatos de ira,
- Reacción intensa al ser tocado inesperadamente.
- Hipervigilancia
- Culpa
Signos conductuales:
- Poca confianza,
- Poco respeto por uno mismo,
- Poco respeto por el propio cuerpo, sexualidad dañina.
- Adicción al alcohol y otras sustancias, autodestrucción,
- Trastornos de la alimentación,
- Trabajo o deportes excesivos,
- Depresión,
- Prostitución.
Problemas sociales:
- Desconfianza hacia otras personas,
- Miedo a perder el control en las relaciones,
- Sentimiento de inutilidad.
- Problemas sexuales:
- Confusión por cierto comentario, toque o comportamiento de la pareja que trae recuerdos del abuso,
- Inapetencia, rechazo a las relaciones sexuales,
- Dolor al hacer el amor,
- Problemas para alcanzar el orgasmo.
Problemas físicos:
Pueden presentarse varios tipos de dolor que suelen tener un origen inexplicable.
- Dolor abdominal, dolor menstrual, molestias intestinales, dolor de estómago, náuseas,
- Dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor de hombros.
Consecuencias de los abusos infantiles
Las dificultades comunes que experimentan los supervivientes adultos de abuso sexual infantil incluyen:
- Sentirse como si estuviera constantemente en “modo de crisis”,
- Percepción negativa de sí mism@s,
- Dificultades en las relaciones,
- Evitación de la intimidad o promiscuidad y dificultades sexuales,
- Sentirse emocionalmente entumecido,
- Sentimientos crónicos de soledad y desesperación,
- Ira, rabia, alta irritabilidad,
- Depresión, pensamientos suicidas,
- Volver a experimentar patrones abusivos en las relaciones adultas,
- Intensa vergüenza y humillación por el abuso,
- Sentimiento de culpa y responsabilidad.
Muchos supervivientes de abusos se sienten responsables por el abuso. Para poder vivir una vida llena de esperanza, confianza y mantener relaciones satisfactorias, es necesario que puedan reconocer y aceptar la realidad: La culpa, la vergüenza y la responsabilidad pertenecen únicamente a quién ejerce el abuso. “Tú eres INOCENTE”.
Uno de los efectos más comunes del abuso sexual es que se caracteriza por tres síntomas característicos que actúan en alternancia: La Negación, la Represión y la Reexperimentación.
Las víctimas de abuso niegan o reprimen el abuso, no quieren o no pueden hablar de ello. Vuelven a experimentar el suceso sin querer, mediante recuerdos, sentimientos o imágenes repentinos y también en sus pesadillas. A una edad más avanzada, pueden llegar a suprimir completamente cualquier recuerdo de lo sucedido aunque no sus consecuencias.
Las víctimas de abuso sexual a menudo tratan de controlar sus emociones con “mecanismos de afrontamiento” como el abuso de sustancias, los comportamientos compulsivos, los trastornos alimentarios y las autolesiones que llegan a exacerbar aún más el dolor y acelerar la autodestrucción.
¿Qué hacer?
En caso de trauma por abuso sexual, no basta con poner paños calientes aunque ciertas prácticas como el deporte, la meditación o el yoga son ayudas determinantes para poder paliar en cierta medida sus efectos negativos.
La víctima de un abuso sexual puede recuperar plenamente su vida si acude a terapia pero se resiste generalmente a hacerlo porque cree que la terapia es una experiencia de confrontación con lo sucedido que resulta necesariamente angustiosa.
Efectivamente, hasta la década de los 90 aún imperaba el modelo de terapia basado en estrategias para llevar al superviviente a recordar (es decir a volver a vivir) la traumática experiencia mientras se le estimula para “confrontar” a su perpetrador.
Gracias a los nuevos conocimientos sobre los procesos del cerebro, se ha comprobado que el recuerdo específico y detallado del suceso dramático refuerza las rutas neuronales que conectan el pensamiento con la herida.
Afortunadamente, más de 30 años después, la estrategia terapéutica para la recuperación del abuso, lejos de volver a traumatizar a la mente al centrarse en lo que ocurrió, está totalmente enfocada en la capacidad de la mente para crear soluciones “a la medida” y utiliza técnicas no invasivas para ayudar a los supervivientes a:
- Procesar (digerir) lo sucedido
- Resolver los efectos secundarios del trauma
- Fortalecer su resiliencia
- Reparar y construir su autoestima
- Conectar con sus habilidades internas de afrontamiento
- Aceptar que el abuso no les define (salir del “rol” de víctima)
- Mejorar su salud y bienestar general
- Favorecer su sentimiento de seguridad
Dentro de esta corriente de psicología avanzada la hipnosis ericksoniana es efectiva para la inmensa mayoría de las víctimas (según los estudios entre un 70% y un 90%).
La terapia ericksoniana, amigable y benigna, lleva a la persona a desarrollar conexiones con sus fortalezas y recursos de forma que se efectúen de forma natural los cambios que la llevan a salir del sufrimiento.
Gracias a esta estrategia de base, el proceso de sanación es indoloro o perfectamente tolerable y ofrece varios beneficios, no solo en cuanto a la superación del trauma, sino también en cuanto a un desarrollo armonioso en lo personal.
Con afecto,
Sophie