MANEJAR LA TRISTEZA
La tristeza es una emoción humana natural transitoria, benigna y sin riesgos que se confunde erróneamente, y con demasiada frecuencia, con la depresión. No es una enfermedad, aunque si se mantiene en el tiempo, corre el riesgo de producirla o de convertirse en depresión. Por ello, si este sentimiento persiste en el tiempo y se vuelve permanente o empeora, es importante acudir a quién te ayude a manejarla adecuadamente, acortando su proceso y aliviando su carga. Personalmente, desaconsejo la medicación porque ninguna te enseñará a desarrollar tus habilidades para manejar la tristeza, ni dará explicación a lo que te pasa, ni te ayudará a tener y mantener relaciones que te ayuden a salir de ella. Te hablo más sobre los riesgos de la medicación en mi artículo Depresión
La tristeza es una parte natural de la vida. Es una emoción viva que está relacionada con ciertas experiencias de dolor o pérdida y no hay un marco de tiempo normal para salir de ella. Las emociones se resuelven cuando están listas.
Sin embargo, es posible vivir este proceso de la mejor manera posible de forma que suponga así mismo un aprendizaje vital que desemboque en importantes beneficios personales.
VIVIR LA TRISTEZA
Nuestra tendencia a evitar la tristeza es casi instintiva. Desde muy temprana edad, tratamos de evitar sentimientos tristes. Además, la sociedad tiende a transmitir el mensaje de que la tristeza es mala y debe ser evitada pero la investigación ha demostrado que la tristeza puede ser una emoción adaptativa con beneficios reales.
En un plano metafísico, se sabe que todo aquello que rechazamos lo atraemos con más fuerza. Así que no se trata de que la evites, la niegues o la rechaces, sino de que puedas manejarla hasta salir naturalmente de ella.
Reconoce tus sentimientos. Es muy importante reconocer tus emociones por lo que son. Está comprobado que sentirte mal por estar triste es malo para tu desarrollo emocional. Por tanto, permitirte estar triste también puede resultarte útil, aunque no es bueno mantenerte a largo plazo en la tristeza.
Llora. Algunos estudios sugieren que el llanto puede tener un efecto relajante en el cuerpo al liberar endorfinas, una sustancia química natural para sentirte bien. El llanto también puede activar tu sistema nervioso parasimpático, lo que ayuda a tu cuerpo a recuperarse del estrés y el trauma. NOTA: No te obligues a llorar si no tienes ganas. Si bien la sabiduría popular sostiene que no llorar después de un incidente que provoca tristeza no es saludable, este no es el caso. Llorar porque te sientes obligado a hacerlo puede evitar que te recuperes.
Practica algún ejercicio. Varios estudios han demostrado que el ejercicio libera endorfinas y otras sustancias químicas que llevan a sentir más energía y positivad. No se trata de correr una maratón o ser una rata de gimnasio para ver los beneficios del ejercicio. Incluso actividades ligeras como la jardinería y caminar activan las energías y biologías buenas.
Baila. Bailar permite unir cuerpo, mente y espíritu. Crea nuevos circuitos neuronales que ayudan al cerebro a encontrar nuevas formas de pensar. La mente viaja por nuevos caminos. Desarrolla la espontaneidad y la creatividad que permiten encontrar nuevas respuestas a los problemas. A través del baile, puedes expresar emociones de las que ni siquiera eres conscientes lo que te permite conectarte con tu ser íntimo y fortalecer tu autoestima.
Sonríe. Varios estudios han demostrado que sonreír, incluso cuando estás triste, activa los mensajes neuronales que benefician tu salud y felicidad. Entonces, si te sientes triste, trata de sonreír. Incluso si no tiene ganas, ya que esa sonrisa activa la liberación de neuropéptidos que trabajan para combatir el estrés. Los neurotransmisores para sentirse bien, , las endorfinas (dopamina, endorfinas y serotonina), se liberan cuando sonríes. No solo relajan el cuerpo, sino que permiten bajar el ritmo cardíaco y la presión arterial. Además, también actúan como un analgésico natural: 100 x 100 orgánico y sin posibles efectos secundarios negativos. Finalmente, la liberación de serotonina provocada por la sonrisa sirve como antidepresivo.
Escucha música. Una nueva rama de investigación llamada neuromusicología explora cómo el sistema nervioso reacciona ante la música y evidencia que la música activa cada parte conocida del cerebro y afecta el estado de ánimo estimulando la formación de ciertos químicos cerebrales. Ha demostrado lo que los amantes de la música ya saben, que escuchar música alegre puede mejorar el estado de ánimo porque reduce el estrés crónico al reducir el cortisol, la hormona del estrés. También aumenta la dopamina, la molécula de la motivación, responsable de los estados de bienestar que se obtienen al comer dulce o sentir un orgasmo. La música puede hacerte sentir más esperanza, con más poder y control sobre tu vida. Pero escuchar música triste también tiene sus beneficios. Al pasar por un momento difícil, escuchar música triste puede ser catártico ayudándote a conectar con tus emociones para llevarte a sanar.
Reencuadra. Este término viene del coaching y consiste en ver la situación desde una perspectiva diferente para ayudarte a cambiar cómo te sientes acerca de lo que estás viviendo.
- Salir de la desesperación. Recuerda que nada permanece igual. Tu tristeza, aunque no lo recuerdes, no siempre estuvo en tu vida y, como todo, cambiará.
- Cambiar de pasivo a activo. Si sientes que no puedes hacer nada al respecto: Pregúntate “¿Cuál es un pequeño paso que podría dar?”
- Cambiar del pasado al futuro. Cuando piensas en lo triste que te has estado sintiendo, imagina cómo sería sentirte bien y alegre. ¿Qué pensarías, qué sentiría tu cuerpo?
Cambia el paradigma. La tristeza se retroalimenta. Si estás triste, verás en todas las cosas más motivos para la tristeza. Para cambiar eso, buscar motivos de agradecimiento es fundamental. El agradecimiento activa reacciones en tu sistema personal que son beneficiosas para tu bienestar emocional y tienen un impacto positivo en tu salud. Agradecer libera la hormona Oxitocina que estimula la paz y el amor mientras que reduce el miedo y la ansiedad. También aumenta la empatía y disminuye la agresividad lo que mejora la calidad de tus relaciones. Además, te abre a un mundo de emociones y sensaciones agradables.
ACOMPAÑAR LA TRISTEZA
Si. La tristeza necesita ser reconocida y aceptada también por el entorno de quiénes la pasan. Si estás cerca de una persona inmersa en la tristeza o eres alguien que ayuda profesionalmente a personas que la padecen, puede que alguna resonancia personal te lleve a sufrir con la tristeza ajena y corres el riesgo de ser impaciente, de juzgar y exigir resultados o de querer darle la espalda. En ese caso, no te fustigues, pero procura atender tus propias necesidades.
Aquí hay algunas lecciones adicionales que he aprendido:
Asegúrate de no hacer que alguien se avergüence por estar triste, animándole a ser fuerte o a superarlo. Probablemente esa persona siente también vergüenza por no ser capaz de manejar sus emociones. Esto dificulta que pueda sentir el apoyo que necesita y que consiga sentirse mejor.
La tristeza no quiere soluciones porque es un proceso y como tal requiere su tiempo. Evita dar a esa persona consejos prácticos autoritarios del tipo “Lo que tienes que hacer”. Se trata de ofrecerle pequeños gestos que demuestran tu acompañamiento, empatía y compasión, como prepararle una buena taza de té o cubrirle con una mantita.
Una invitación para hablar puede ser útil. “Si quieres hablar sobre tu pérdida (o lo que te pone triste), quiero escucharte”. También pueden ayudar los mensajes escritos que le hagan sentir tu cercanía, tu amistad, tu amor. Un emoticono, un me acuerdo de ti, un cómo estás.
Inversamente, a veces las palabras no ayudan. Simplemente transmite, “Estoy aquí” con tu presencia física, estando cerca. Algunas personas agradecerán un abrazo reconfortante, un hombro para llorar o una mano que agarrar.
Un abrazo.
Sophie Hardy